-¿¡Pero tu sabes lo que estás diciendo?!-exclamó mientras dejó el cuchillo y la patata a medio pelar en el mueble de la cocina, junto al fogón- ¿Es así como agradeces lo que he hecho por ti?- la miraba fijamente a los ojos, sin embargo ella, intimidada los desviaba- Dios bendito… igualita que te madre- murmuraba negando con la cabeza, apoyándose sobre el mueble- No, de ninguna manera pienso permitir que te vayas a vivir con ese desgraciado… ¿Dónde ha estado todos estos años más que para darte una vuelta? ¿¡Dónde, eh?!
-Ángela, baja la voz, joder…-suplicó
-¡No pienso bajarla!- se enfrentó- ¿Sabes lo que me está costando sacarte adelante? ¿Lo sabes?... y luego viene el impresentable éste… ¿Qué te ha prometido, a ver?
-Es mi padre…- murmuraba mientras empezó a llorar- es mi padre
-¿No te das cuenta que vas a echar tu vida a perder?-advirtió más calmadamente- ¿No lo ves?- insistió- Dejarás de estudiar para ponerte a trabajar como una mula ¿No lo entiendes? Se aprovechará del dinero que ganes, te convertirá en una amargada en…- suspiró- nunca debí dejar que le vieras- volvió a mirarla clavándola fríamente sus ojos verdes cansados y viejos- ¡Mírate Santo Dios! ¡Mírate!... ¿Te das cuenta que no es normal? ¿Qué no eres normal?
-¡¿Te quieres callar vieja amargada?!- inconscientemente cogió el escurridor de metal que estaba próximo a ella y se lo lanzó a Ángela a la cara, ésta, protegiéndose hábilmente con sus menos el rostro, logró esquivarlo de alguna manera. Aidé salió corriendo de la cocina, se encerró en su cuarto, echando aquel cerrojo de poca eficacia, apalancando el pomo con una silla; buscó como pudo algo en uno de los cajones con sus manos agarrotadas, no sabía qué iba a hacer, la coherencia en ese instante, había quedado anulada, así empezó a autolesionarse las piernas con el cutter mientras lloraba, prácticamente al compás de los golpes que daba su abuela en la puerta.
Conocía la sabiduría de ésas palabras, pero no quería admitirlas ante el dolor que para ella suponían, su sueño ante otro tipo de vida se estaba viendo fracturado, de hecho, suya había sido la idea de irse a vivir con Víctor. No quería aceptar su realidad, no podía entender como su madre la había dejado sola frente al mundo, mas apenas guardaba buenos recuerdos de ella, se apreciaba en realidad a sí misma como un auténtico estorbo que nada ni nadie nunca quiso; lejos de su alcance quedaban las escenas de un simple abrazo o un beso, el auténtico interés humano por el prójimo, Ángela, sencillamente se compadecía de ella dándola cuantas cosas materiales primarias necesitaba y sabía a ciencia cierta que su padre simplemente se estaba aprovechando de ella, que no era un progenitor idílico o normal. Se preguntaba entonces qué sentido tenía su existencia, no quería ser nadie, quería ser como todo el mundo, mas por más que lo intentara, siempre se encontraba con el rancio aroma a rechazo
domingo, 25 de mayo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XX
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lunes, 12 de mayo de 2008
Lady Sisiak & Seres dormidos XIX
Giró entorno a sí mismo, provocando circunferencias invisibles, todo lo que él contenía, quedó desparramado por el suelo, provocando una especie de sonido esférico hueco, suerte de tratarse de un plástico fuerte y contundente, no de un material vacío o frágil propicio para la destrucción. Se quedó mirándole con cierto aire de incertidumbre y pánico, padeciendo un escalofrío de reminiscencia absoluta que erizaba el vello de sus brazos. Si en algún instante de su existencia había apreciado algo que le motivara esa sensación, sólo se hallaba en los marchitos crujidos en las madrugadas de insomnio invernales, donde el viento agitaba contundentemente las tejas maltrechas y antiguas de su tejado, pensando en que quizá, algo o alguien había por el mismo deambulando, observándola. Era el recuerdo de la última vez que vio a su madre.
Comenzó el segundo acto de Tristán e Isolda, aquella ópera de Wagner que Rodrigo no cesaba de escuchar en los momentos de máximo estado de embriaguez, donde agitaba rítmicamente su cabeza con ira y desparpajo, sintiendo cada compás, cada acorde, cada nota… Usualmente, Aidé quedaba hechizada por esa sensibilidad tan carismática que lamentablemente sólo afloraba en pleno estado de degradación en el cuerpo de Rodrigo, era como si alguien se adentrase dentro de su ser y poseído, apreciaba con autenticidad todo lo que abarcan los sentidos humanos.
Sin embargo, creía que por entonces algo no marchaba bien, ni en su interior, ni en el de Rodrigo, ni entre ambos en su extensión individual, pese a convivir duales en aquella esfera, donde, tarde o temprano, como cualquier conjunción de seres humanos, cedería a un paso único. Era como si la magia, la intensidad que los envolvía en un principio, se extinguiese en ocasiones por la rutina y absorbía todo aquello que a los dos concernía. ¿Cómo podía durar tan poco aquello? Tal vez se trataba de miedo al miedo, del miedo al paso intrépido del tiempo que engloba la marcha, la huída, el fin, porque nada era eterno y todo perecía. Del miedo que suponía enfrentarse sola a la vida, más no tenía pánico a lo efímero, al quebranto o al sollozo, si no, el no tener a nadie con quien compartir los momentos de encanto de la existencia, si es que alguno quedaba todavía.
Estaba exhausta de las clases de danza en aquel gimnasio, las voces, las risas, el comportamiento de sus alumnas la irritaba cada vez más y más, le resultaba agotador todo aquello que anteriormente le suscitaba ánimo y fuerza, cada mañana al despertar, detestaba ver el mismo techo del hogar donde finalmente creció, las paredes, los muebles, pese a haber cambiado en un mes dos veces el orden de aquel apartamento, en pocos días, enseguida padecía el mismo y decadente sentimiento de mezquindad y vacío, de agobio ante unas paredes que absorbían, hora a hora, minuto a minuto, segundo a segundo, los recovecos de su alma. Llevaba una semana dándole vueltas a la idea de venderlo, a fin de cuentas ella era la única heredera, así al menos lo había declarado Ángela en su testamento, nada ni para su madre ni para su hermana a las cuales apenas recordaba de no ser por las fotografías que finalmente fueron quemadas en uno de sus múltiples ataques de rabia; pensaba en que tal vez también debería cambiar de trabajo, buscar algo nuevo que la diera motivaciones y dinero, pues a causa de los viajes fugaces con Rodrigo y las continuas noches de cena y de fiesta, ése carpe diem devorador y libertino la habían dejado prácticamente sin ahorros, de esa forma podrían irse a vivir juntos, como tantas veces él le había sugerido y así empezar una nueva etapa y tener al fin bien claro que aquello era algo serio y no momentáneo y fugaz. Pero ¿Qué hacía dándole vueltas a los conceptos del mañana? Sabía perfectamente que ello sin más la llevaría a ésa obsesión tumultuosa que la dejarían entre la espada y la pared, sin poder reflexionar claramente, sin poder pensar en otra cosa más que a la espera de que algo malo acontecería.
Optó por ignorar todo ello, por callar esas ideas de un futuro absolutamente indefinido, así, olvidando el cenicero, olvidando el dinero, olvidando la angustia, se sentó junto a él en el sofá, reclinándose, tumbándose y apoyando la cabeza en sus rodillas, disfrutando como lentamente jugueteaba con su pelo y oído izquierdo.
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miércoles, 7 de mayo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XVIII
Bien la cuestión no está en qué tipo de curro sea si no la cantidad de guita que me puedo sacar dos mil euros son dos mil euros… es un salvavidas de la ostia podré irme de aquí echando leches… un par de meses currando y punto pelota será mi pasaporte perfecto para mandar a todos éstos gilipollas al pasado y poder empezar a vivir como dios manda sí señor joder…. Además ¿Cuántas veces he fingido un orgasmo? Psss… está tirao es simplemente echarle imaginación y yo de eso ando sobradísima ¿Qué no? Mira como el otro día le tomé el pelo a ésa cría de mierda diciéndola que era diez euros de costo y en el fondo eran cinco… esta gente está gilipollas últimamente… tanto desfase que pierden el norte, un poco más u puedo vender aspirinas por pirulas a los críos éstos… de fábula nena… espero que sea en una oficina y tal me da un mal rollo que te cagas eso de tener que llevar toel santo día un móvil acuestas y tenerme que poner a gemir y decir guarradas en un baño público…¿Aunque qué más da? ¡Qué son dos mil euros! Dios… me da vértigo con sólo pensar qué puedo hacer con ellos, puedo pegarme unas fiestas de la ostia… no es no de ninguna manera lo mejor sería invertir en coca de calité cortarla en casa de la Gema y echarme las risas pasándola de aquí allá… me la quitarían volando… aunque no eso supone compartir beneficios con la Gema y con esa cuadrilla de golfas comebolsas… puf … me da asquito pensarlo no se que hace esa chavala con las perdidas ésas… al final le acabarán arrastrando a ella también me juego lo que quieras lo que quieras… me pregunto porqué nadie tiene aspiraciones estarán demasiado colgaos yo qué sé… bueno tía al grano ¿Llamo o no llamo?.. Debería llamar joder, es un curro tirao aunque bueno no sé ¿No? De ahí a cascarla a mamarla y a bajarte las bragas no hay más que un paso… seré muy cabra loca pero tengo algo de dignidad… aunque visto de otra manera es como si te tiras a un menda totalmente puesta un finde ésos… ya ves luego no te enteras de nai de nada en absoluto eso es lo que hacen con las pavas rumanas, polacas o vete a saber tú de donde ¿No? Las colocan a saco y ¡Toma bonita a hacer la calle!... no puedo seguir aguantando a la loca ésa… está zumbada que te cagas… menos mal que el otro día le agarré de las manos y tal… estoy harta de aguantar sus idas de olla y sus jodidos ligues esta tía parece que no se da cuenta que los hombres son de otra raza… se cree aun que vendrá un príncipe azul o algo parecido… mírala como ostias acaba ahora encerrada toel dia en casa viendo la tele como cualquier mari engordando como una vaca sebosa que es… viviendo de lo que le pasa el capullo ese de Juan José… putos gordos… además me quiero quitar al puto Saïd de los cojones que te echará los polvos que tú quieras pero es cansino de cuidao tan machito tan machito… se creen que porque te los tires tres veces y te pasen costo son tus amos… ¿Pero de qué mierda de país vienen? Bueno bonita espabila de ti depende to ahora o sigues poniendo copas prácticamente en cueros en un bareto de mierda o en un bar chulo de Ibiza… dios seré la puta reina… pues ale nena… con dos cojones.
fotografía
torsten brandt
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lunes, 5 de mayo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos, 2ª parte, XVII
Irvine Welsh
-No sé…- respondió
-¿No lo sabes?-insistió
-No Víctor- contestó de nuevo
-Podríamos salir por ahí los dos juntos… ya tienes edad… las navidades y todo eso… toda esa mentira comercial, no es más que una trola hipócrita para que la gente compre- se miró por el retrovisor, maravillado de la frase tan sensata que sentenciaba- a tu madre le encantaban ¿Sabes?... Al principio ella era un poco tímida y tal, muy sosa, vamos. Se relacionaba lo justó- pausó- luego me conoció a mí, vio mundo… tomó rienda suelta con eso de la botella y tal. En fin ¿Qué te voy a contar de ésa que nos dejó tirados, eh tesoro?
-No me cuentes nada ¿Quieres?- dijo encendiéndose un cigarrillo- Me importa una mierda la vida de una madre que no he tenido…- ambos guardaron silencio escuchando la sección de horóscopos del día, curioso cuando gran parte de la población lo tachaba de absurdo.
-¿Qué tal las clases de baile? ¿Bien?
-No están mal- miró a lo coches contiguos, hacía frío, los cristales se empañaban y dejaban entrever algunos dibujos anteriormente trazados en los mismos- me gusta ¿Sabes? Me siento bien yendo a ellas.
-Me alegro Aidé, me alegro… quizá el día de mañana seas una bailarina famosa ¿No? ¿Te imaginas si sacas a tu padre de su pozo?- rió
-Eso nunca pasará…- confirmó, ambos se miraron de reojo- no que te saque del pozo… sino, lo de ser famosa, para eso tendría que haber empezado antes.
-Entiendo…-escupió el chicle por la ventanilla, alcanzó su petaca que se hallaba próxima a la palanca de cambios, pegó un trago y se la ofreció después; Aidé la miró primero con gesto despótico, luego sonrió, la tomó y bebió también- ¡Esa es mi chica!- exclamó mientras le revolvía el cabello- espero que no le digas nada a Ángela.
-Te crees que soy tonta…- dijo devolviéndole la petaca- ni si quiera puede oír hablar de ti- miró su reloj de muñeca, confiaba más en el suyo que en el de su padre que nunca lo llevaba puntual- mierda, llego tarde
-No pasa nada, mujer- le pegó otro trago- tienes el graduado Aidé… te ha costado después de ir de un colegio a otro… pero lo tienes- de nuevo le ofreció la petaca, ella la tomó sin más- Eres joven Aidé…joven y guapa, cuando tu madre tenía tu edad, tu ya estabas es camino…- buscó su paquete de tabaco pero no lo encontró- pásame un cigarro ¿Quieres?- Aidé hizo lo dicho, rápidamente él lo encendió- así que ten cuidado y no te bajes las bragas con ningún cabrón… si no lo has hecho ya, claro está- echó el humo mientras reía, dejando entrever sus dientes putrefactos, negros, grises y amarillos, repletos de caries y sarro.
-Víctor, por dios…- se quejó
-Intento proteger a mi descendencia…- siguió riéndose de forma más patética aun- ¿Qué quieres?
El rostro de Aidé, dibujaba el desprecio y la repugnancia, guardando silencio, juró para sus adentros no volver a ver a su padre, no era la primera vez que se lo prometía, sabía que le volvería a ver cada vez que éste le llamara. Le odiaba, pero al mismo tiempo sentía hacia él un afecto único e inexplicable, tal vez porque era el único concepto de familia que tía simplemente. A pesar de esto, le apreciaba como un amigo y a decir verdad, algo así era, porque su mundo únicamente se centraba en el baile, en las clases que apenas asistía y en él, consideraba a sus pocas amistades como simples vías de intercambio de palabras superfluas que nada aportarían, mucho menos apoyarla en los malos momentos; cayendo así en un círculo de extraña dependencia, prefería salir con él algún fin de semana, de bares, gratis que con sus compañeras de clase, de botellón, pagando. Algún que otro idilio había mantenido ya con aquellos hombres de treinta y tantos, compañeros de fiesta de su padre, en los baños de los tugurios, donde el punto de ebriedad era incontrolable, donde ella permanecía quieta en una esquina del lavabo, dejándose magrear… recordando algo que creía que nunca había vivido, siendo pues una novedad en su consciente.
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martes, 29 de abril de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XVI
-Bien, ¿Cómo te lo explico?- dijo irritadamente. Es cómo si a esa mesa que ves ahí una de sus patas está más coja de lo normal.
-Ya, pero hace de mesa- respondió- cumple su función como mesa
-Por Dios Aidé, no seas tan cabezota… lo digo por tu bien- ahora, con tono más claro y compasivo- sabes que no soy partidaria de la medicación, pero creo que las circunstancias, con lo de tu abuela, con…
-No pienso estar alelada de nuevo, hasta ahora todo me ha ido más o menos bien a fin de cuentas- miró a aquella planta de aloe vera que había en uno de los rincones, podía atraer la energía positiva según había oído y su salvia curaba y cicatrizaba alguna que otra herida en tiempo récord, pero a lo largo de todas esas terapias no había servido de mucho a decir verdad- Además, tengo algo medianamente estable con Rodrigo, sigo dando clases en el gimnasio, no va mal la vida aunque tenga algún bajón que otro… ¿Pero quien no los tiene?
-Esos bajones te pueden llevar a cometer cualquier locura, tú misma me lo has dicho- respondió- Tú no ves una flor, ves más allá de la flor y como sigas así pueden pasar cosas muy graves… y si las cosas marchasen bien, no seguirías aquí cada semana- los ojos parecían desorbitarse, era como si de un momento a otro fuesen a salir de su cavidad- Sí Rodrigo desaparece ¿Qué crees que pasaría? ¿Lo has pensado en algún momento?- guardó silencio mirando sus documentos, como si tuviese algún guión escrito- tú misma tienes tus propias respuestas Aidé, sabes que cualquier tipo de sustancia te abre el inconsciente y tú lo tienes lleno de bombas, es pura dinamita…
-Gracias por recordármelo- murmuró
-¿Qué quieres que te diga si no? Eres sensible a todo, Aidé, a todo, llevas viniendo aquí desde que tu padre…
-Mi padre era un puto chuzo de mierda que me sacaba con sus colegas a beber por ahí cuando tenía quince años ¿Y qué? Joder, hasta creían que era su amante…
-No iban por ahí los tiros, pero mejor me lo pones ¿Quieres acabar como él o qué?- de nuevo, otro silencio meditabundo- espabila Aidé, espabila de una vez, despierta maldita sea, había conseguido cierto equilibrio: el baile, la lectura… habías comenzado a apreciar la vida y ahora aparece este Rodrigo que no te conviene lo más mínimo, vuelves a retroceder ¿Te das cuenta, no evolucionas?- la evolución del ser humano, si se queda estancado, acaba odiándose a sí mismo y todo lo que rodea…
-De ninguna manera pienso dejarle.
-Lo harás créeme, con el tiempo, lo harás.
Parecía que aquella mujer no era una psicóloga si no, una médium, una pitonisa que a través del tarot auguraba el porvenir de las personas, increíble pero cierto, nunca fallaba, ello asustó a Aidé, significaba que la conocía más de lo normal, más de lo que ella misma nunca había pensado, se había adelantado infinidad de veces a los acontecimientos y pudiera ser que todas las palabras de aquella sesión, eran un vaticinio auténtico de su futuro, se consoló en saberlo, por lo menos ya tenía un a un breve adelanto de la ciénaga en la que de nuevo se hallaba ¿Pero merecía la pena estar ahí de nuevo?
-Está bien… dame cita con el psiquiatra
Y tras esa frase, la mujer con mirada desorbitante, esbozó una cálida sonrisa de asentimiento.
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sábado, 26 de abril de 2008
Lady Sisiak & Cajones de vinilo: SFDK
El grupo nace a principios de la década de los 90, en el instituto donde estudiaba Zatu, que con un par amigos formaron lo que empezó a ser SFDK (Straight From Da Kranny) que viene a ser algo así como Directamente desde el rincón o escondrijo, por el sitio en el que paraban en el instituto.
En 1994 entra en el grupo Acción Sánchez y graban otra maqueta (Tras mil vueltas, 1995) con la que empiezan a hacer algunos conciertos por su ciudad, e incluso venden algunas maquetas en Andalucía. Después transforman el nombre del grupo en Siempre Fuertes De Konciencia. Así se quedan en el grupo Zatu y Acción Sánchez que cuentan con la ayuda de un colega en la producción musical para grabar una tercera maqueta (Esto va en serio, 1996), que salió serigrafiada, con su portada, etc... La pusieron a la venta por toda España llegando a vender unas 800 copias y actuando por primera vez fuera de Andalucía, en sitios como Alicante o Barcelona.
En 1996 hacia dos años que se estrenaba el mercado discográfico de música hip hop en este país, con la salida al mercando de Madrid zona bruta el primer lp de El club de los poetas violentos.
En 1997 se crea el primer sello discográfico especializado en hip hop en Sevilla, Zero por ciento. Y este se estrena con la salida al mercado del single (Llámalo como lo quieras) 1997 primer single en formato profesional de los sevillanos SFDK. Con este single llaman la atención de Zona Bruta, que les propone contrato discográfico. Así nace Siempre Fuertes, 1999 (primer LP de SFDK).
Hacen algunos conciertos mas y preparan un segundo lp (Desde los chiqueros) 2000 y hacen otra buena tanda de conciertos llegando a visitar Portugal y Francia. En 2003 editan (2001 Odisea en el lodo) y entran en las filas de Wild Punk famosa agencia de managers andaluza, y tras vender unas 12.000 copias, comienzan una extensa gira por toda la península, y esta vez cruzan el charco para actuar en ,México, Chile, y Los Angeles (California) en el famoso festival de música latina, LAMC (Latin Alternative Music Conference).
Tras atravesar una etapa de crisis con su compañía de discos, deciden marcharse y emprender la marcha en solitario, deciden autoproducirse y crear su propia compañía de discos así nace en 2004 SFDK Records y auto producen su maxi (Después de,,) que se convierte al poco de salir en el maxi mas vendido de la historia del hip hop en este país, con unas 10.000 copias, que dejaba entre ver el éxito de su próximo trabajo (SFDK 2005) con el cual llegaron a ser disco de oro vendiendo 40.000 copias. Realizan otra extensa gira por España, vuelven a visitar Chile en un multitudinario concierto, y se embarcan en la producción de otros grupos además del suyo propio, así entran en SFDK Records Jesuly, El Limite, y el Puto Largo(Dogma crew)
A finales de 2006 publican un maxi single de adelanto de su nuevo LP, que consiste en tres temas ineditos y lleva por nombre "Original Rap" y que acaba convirtiendose en maxi de oro al sobrepasar las 10.000 copias.
El 21 de marzo de 2007 sale a la luz su esperado 5º álbum "Los Veteranos"
Un disco en el que deciden casi no contar con ninguna colaboración y hacer un trabajo super íntimo, 100% SFDK, actualmente llevan vendidas unas 30.000 copias.
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jueves, 24 de abril de 2008
Lady Sisiak SIN delirium tremens
Tomando como precendente la sugerencia dada por ahí abajo a colgar un mínimo de biografía, comento:
Reencarné en Madrid, Planeta Tierra, el 22 de Junio de 1986, a las 16.30. Como muchos saben, soy Cáncer con ascendente Libra, desequilibrada, ácrata y propensa al misticismo; podría escribir una novela de escándalo con mi vida,( la versión sexual, por cierto, la hallaréis en mi blog narrada brevemente en travesuras de perra promiscua) pero eso lo dejo para alguno de mis fans, que se forre a mi costa publicándola póstumamente, cuando muera de sobredosis en la bañera cual divinísima Carmina Ordoñez.
Muchos dicen que poseo una visión fatalista y negativa de la vida, les corrijo sabiamente, diciendo que es realismo puro y duro, amen de experiencias y perrerías varias que lo corroboran. En cuanto a esto, puedo remontarme sin más miramientos, al pasado Lunes, cuando me echaron del curro sin precedentes; desde que empecé sabía que me vetarían por motivos poco profesionales, se lo comenté a algún que otro compañer@ y éstos respondían con risas “pero si curras de puta madre, agonías”, pero así fue.
-Si… ¿Podéis decirme en qué he fallado? Es para no repetirlo en mi próximo trabajo- contraataqué elegantemente, conteniendo mis lágrimas.
-Bueno…- dijo una de las coordinadoras mirando a la otra desprevenida- Ya te comentó Simona los fallos.
-Oh si… no poner música al ciudadano y no ofrecer otra consulta.- ironicé.
Efectivamente, no es la primera vez que pierdo un curro por ser un alma libre o porque mi personalidad no encaja con los cánones de la empresa, es decir, que no quieren gente que piense, que de color a la vida y que resista a convertirse en una hormiga esclava, y yo, con eso de darle al coco, soy una puta máquina, aunque luego también tenga sus desventajas, advierto. Bien, todo esto lo atribuyo a un aspecto astrológico que padezco desde el día que vine al mundo, el Sol casa IX en Cuadratura con la Luna Capricornio casa III, que siempre ha provocado el que sea un ente errante, sin trabajo, familia, casa, ni estudios fijos (aparte de cuatro planetas retrógrados, un marrón que te cagas) lo único que he tenido estable desde los cuatro años, es ésa niña guapa con ojos azules de ahí.
Egocentrismo y vanidad a un lado, en síntesis podemos resumir mi vida con éste simple comentario de un amante.
-Aun te queda mucho por vivir… vivir cosas buenas, me refiero.
El resto se lo dejo para quien haga mi biografía.
Ante los sube y baja existenciales, siempre digo que habrá gente que lo pase peor, aunque resulte cómodo compararse con los otros y en ésas estamos, saboreando y apreciando los buenos ratejos y sacando jugo de los malos, poniendo al mal tiempo, buena cara. Y creerme, si en algún momento me ofrecieran cambiar de vida, no lo haría, por el simple hecho que adoro ser la oveja descarriada del rebaño, la bala perdida por excelencia.
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miércoles, 23 de abril de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XV
Padre Nuestro, si de verdad existes, sácame de ésta pesadilla, borrándome de la existencia, haz conmigo como hiciste con mi madre, evapórame de la vida de todos éstos, hazme volar, volar… y olvidar. Porque creo que no existe otra cosa en este mundo, cuando uno sobra…
-¿Aidé?
-Sí, dime- volvió en sí retomando la compostura.
-Esto ya es inadmisible- pronunció con tono severo- ni siquiera prestas atención ante la instrucción tan valiosa que te estoy dando.
-Perdona, estaba…
-Aunque le duela a Ángela, no podemos seguir permitiendo que una alumna tan indisciplinada como tú, esté en nuestro centro- sentenció la frase mágica ¿Cuántas veces había oído eso ya?- Es más, creo que deberías ir a un médico- esto la sobresaltó, era algo totalmente nuevo- por tu bien, creo que debería verte un psicólogo o un psiquiatra, no estás muy cuerda que se diga…
-Creo que eso será asunto mío ¿No cree?
De nuevo tachándola de enferma mental, solo que esta vez se trataba de alguién mayor, no cómo broma o desprecio de sus compañeros, no pudo contenerse, iba a estallar de ira de un momento a otro, pero no ahí delante de ella, no podía, la daría irremediablemente la razón.
-¿Sabes qué creo Aidé?
-¿El qué?
-Que en el fondo eres una niña maleducada y consentida
Un millón de imágenes le pasaron por la mente, un profunda presión en el pecho se estaba apoderando de ella, quiso agarrar a aquella mujer de los pelos e incluso se le ocurrió estampanarla el crucifijo en la cabeza, pero se se contuvo ¿Por qué esa frustración y esa ira? Aquella persona omnipresente, le había fallado, ahora caía al vacío de un túnel con alambres de espino que relentizaban y hacían más contundente su caída de dolor. Se levantó del sillón y salió del despacho, corriendo por uno de los inmensos pasillos donde pudo llorar a gusto, era el tercer colegio donde la expulsaban.
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sábado, 19 de abril de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XIV
Despertó sintiendo su cuerpo pesado y dolorido, con punzantes presiones en la espalda, antebrazos y muslos, un sudor frío aposentado en las axilas y en la frente, más un áspero manto en su nuez, subrayaron la resaca de la noche anterior. Miró a su derecha y ahí estaba él, una mañana más, despertaban juntos, respiraba profundamente, no llegaba a roncar, algo que la sorprendió; ése rostro relajado, con la barba espesa de tres días y las arrugas que aparecían por su frente de tanto fruncir el ceño, se le presentaron curiosamente como hermosas a pesar de todo. Sabía muy bien que él no era de ése tipo de hombres en los que ella solía fijarse, le recordaba a alguien familiar pero no tenía certeza alguna de quién pudiera tratarse; se preguntó cuanto tiempo duraría aquello, todo acontecía a ritmo vertiginoso, algo que precisamente no la agradaba, especialmente cuando no podía reflexionar lúcidamente sobre sus actos, algo en su interior le día que tarde o temprano, se arrepentiría, para su desdicha.
Recordó llorar en el baño mientras se aseaba en el bidé tras haber hecho el amor en la madrugada pasada, algo que la ocurría frecuentemente con cualquier tipo de relación, tanto esporádica, como continúa, no se la escapaban las lágrimas por alguna razón en concreto, no, simplemente brotaban solas, acompañadas de una angustia todopoderosa que surgía de sus entrañas; pensó en que tal vez, en lo más profundo de ser, era una mujer tradicional y conservadora, por ello los sollozos, como una especie de daño que se sometía a sí misma, aunque recordó que desde su primera pareja estable, aquella que parecía que iba a ser eterna –aunque apenas duraron cinco meses- le ocurría lo mismo.
Sonó el teléfono y el perro ladró un par de veces, la cabeza le iba a estallar de un momento a otro, quería coger el teléfono para saciar esa maldita presión, pero ni era su casa, ni era quien para cogerlo. Él se despertó sobresaltado, como perdido y desorientado, miró primero a ella y rápidamente se incorporó cogiendo el teléfono.
-¿Quién?- inalámbrico, desnudo fue hacia otra sala del apartamento- Ey… ¿Qué tal? Me acabo de despertar… sí, ya- guardó silencio- No sé, espera. Aidé… Aidé ¿Qué hora es?
-Doce y media- murmuró
-¿Cómo?
-Las doce y media- dijo más alto, en aquel momento, el perro se subió a la cama y empezó a darla lametazos- ey… buenos días canito canalla, buenos días…- acariciándole detrás de las orejas, se tumbó patas arriba a la espera que le rascase el pecho- ¿Qué quieres, eh condenado?¿Qué quieres?- llenándole de mimos y carantoñas, empezó a aullar de singular manera- Sí, si, claro, claro pequeño… claro, claro.
-¡¿Queréis callaros joder?! Estoy hablando ¡Maldita sea!- y en ese preciso instante, el perro se levantó y se metió bajo la cama, Aidé en tanto se volvió con gesto despectivo, se incorporó y buscó por la mesilla el paquete de cigarrillos- Bueno, estaré allá cuando pueda… te he dicho que cuando pueda… venga… nos vemos- volvió al dormitorio, la miró encogiéndose de hombros- ¿Qué? Joder, no escuchaba nada- depositó el teléfono en su sitio y empezó a vestirse- Tú y tus delicadezas Aidé… no puedes estar todo el puto entre algodones- abrochándose los pantalones, después el cinturón, buscó por el suelo sus botas- en el fondo eres una niña, una inmadura… aunque la culpa es mía, podría ser tu padre si me descuido…
-¿Adónde vas?- preguntó interrumpiendo la archiconocida cantinela
-No importa- se puso la camiseta azul que encontró arrugada junto a los calcetines del día anterior. Ella mantenía su mirada fija en él, fumando lentamente su Fortuna- ostia Aidé, no me mires así- se aproximó a su vera y le dio un bese en la frente- tengo cosa que hacer… ¿Te hace un café escocés? ¿Un desayuno a lo Bunbury?- ella sonrió torcidamente, achinando la mirada, adoraba esa forma que tenía para saltar de un estado a otro como si nada hubiese ocurrido, borrándolo todo- venga, anda princesa- dijo agarrándola del brazo, sacándola de la cama- así sacamos a Beto.
-Mmm…- estirándose felinamente, bostezando, masculló- le has asustado, está bajo la cama.
-Menudo problema…- se burló- Beto – silbó- Beto, sal, vamos a la calle- acto seguido, el perro dio un ladrido y fue corriendo a la puerta -¿Lo ves?
-Una ducha rápida, salgo enseguida… tengo una resaca que no aguanto- rápidamente se levantó de un brinco y fue al baño.
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martes, 15 de abril de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XIII
Adoraba levantarse temprano los sábados, especialmente aquellos de principios de curso donde el frío de la primera hora de la mañana otoñal, pasaba a ser un calor medianamente soportable, casi estival, a la hora de comer. Desayunar un buen vaso de leche fría con seis galletas, ducharse, recoger el cuarto e ir al parque más próximo a recoger las primeras hojas caídas y guardarlas en un libro, para después hacer cuadros distintos con las mismas, era lo que más la gustaba en toda la semana, pero aquel sábado, no iba a ser como los otros…
Bajó las escaleras del edificio dirigiéndose al rellano del portal donde se ubicaban las bicicletas de la comunidad, al ser una urbanización privada en la Avenida de Valladolid, tan cerca del Parque del Oeste, donde todos se conocían, prácticamente no hacía falta poner candado ni seguro alguno, pero al ver aquello, su pecho quedó frío, dubitativo…
Entró sofocada al subir corriendo las escaleras, con lágrimas que recorrían por sus mejillas desde sus verdes ojos.
-¡Yaya ¿Y mi bici?! ¿Dónde está mi bici?- Ángela guardó un helador silencio mientras recogía la cocina, supo entonces que ella sí sabía algo
-¿No oíste nada anoche?- interrogó
-No, ¿Por qué?- la anciana suspiró y se sentó en una de las sillas, miró al suelo y alzó las cejas- ¿Por qué?- insistió
-Víctor estuvo aquí- murmuró
-¿Víctor?
-Sí- en aquel momento no supo qué relación había entre su padre, la madrugada y su bicicleta, no lograba comprenderlo, el trato con él por entonces era muy superficial, se veían en las fechas de rigor y algún fin de semana ocasional- La cogió él
-¿Y para qué la quiere?- preguntó confusa- ¿Qué hace mi padre con una bici de niños?
-Estaba borracho Aidé, borracho…
El que estuviera borracho no servía de explicación a decir verdad, puesto que ella lo tenía como algo habitual, algo de lo más usual y corriente que su padre se hallase en pleno estado de embriaguez, con la nariz, las orejas y los carrillos rojos, apestando a cualquier tipo de alcohol, despotricando sobre su madre o bien diciéndola lo guapa y lo mayor que estaba, que si no quería jugar con él como cuando era pequeña –algo que Aidé nunca supo a qué se refería y jamás quiso preguntárselo- tal era el grado de naturalidad a causa de verle así siempre, que apenas lo consideraba como algo malo y despreciable, si no, como la propia personalidad de su padre. No lo había dolido lo más mínimo, ahora que sabía la historia del porqué del siniestro de su bicicleta, estaba intrigada sobre los motivos que tuvo para hacerlo, ¿Acaso la odiaba? ¿Volvería a verle? ¿Qué hablaron Ángela y él? ¿Tal vez le iba a comprar una nueva?. Fue días más tarde cuando de nuevo se presentó, con mitad de su cara magullada y la bicicleta rota, increíble, ni siquiera tuvo la humilde delicadeza de arreglarla.
Por otro lado, los años de la primera infancia maltratada de Aidé fueron totalmente olvidados, guardados en un cajón con llave y éstas quedaron sumergidas en el fondo del mar, sin embargo, en ocasiones existen peces que desde éstas profundidades, con el vaivén del oleaje, provocan que se eleven discretamente hacia la superficie, siendo así devueltas a la orilla del mar, el cajón, que no baúl, queda en realidad entreabierto una mínima ranura. Como las miradas, que pese a componer conjuntamente parte del rostro, individualmente anuncian los momentos vividos, quedando en ellas grabadas entorno al iris, entorno a la córnea, entorno a las pupilas, de forma circular, una infinita película delatadora de lo experimentado, hay quien puede leerlo, no se aprende fácilmente, tienes que haber cruzado la línea fronteriza del sufrimiento humano común, para entenderlo.
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miércoles, 9 de abril de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XII
-Vente a mi casa y hablamos un rato, si quieres- sugirió
Mas la noche parecía que de nuevo estaba llegando a su fin, un final con un principio; echó un vistazo al local, Hamal ya no estaba en el lugar y Susana charlaba animadamente con el camarero, un joven que ni si quiera pudiera llegar a los dieciocho años y con el rostro plagado de bultos sebáceos, haciendo alarde de su único tema de conversación posible: sexo y drogas; quizá la existencia sólo se tratase de eso, de una espiral devoradora, donde la rebeldía, influencias y entorno de un principio, abrían las puertas hacia el asedio de los excesos y así acabar, conforme pasan los años, en una rutina malévola de dependencias. He aquí tal vez la debilidad del ser humano, un animal malamente llamado racional que repleto de debilidades, acababa sacrificando su vida en merced de no disfrutarla, ¿Pero acaso existía algo placentero que a la larga no provocase aquello?. Así, con medio grupo disperso por el barrio de los bares, llena interiormente de una falsa autoestima bien provocada por la agrimonia adquirida en un herbolario mezclada con alcohol, con jachís, con cocaína, bien por proseguir la satisfacción de placeres químicos-carnales, -he aquí la duda de Aidé, no sabía muy bien en dónde ubicarse- accedió.
-¡Ey Aidé!- un grito, una voz familiar que interrumpía la marcha- Aidé, Aidé, ven…- era el Arquero de flechas partidas en la espiral anteriormente mencionada, bebía clandestinamente en la acera.
-¿Qué quieres?
-Aidé, ven te digo, por favor- insistió cual crío impaciente-por favor- cruzó de acera, presa tal vez de aquella voz que bien podría simbolizar sufrimiento
-Dime
-¿Todo bien?- le miró fijamente a los ojos, parecía que estaba apunto de echarse a llorar, eso o que llevaba un estado de embriaguez profundo, pero a juzgar por su tono de voz, no iba aun muy colocado.
-Sí tío
-¿Y por qué no te quedas, eh?- un Arquero, un buen Arquero siempre rescatará a cualquier dama, pese a estar anulado- mira, tenemos una botella de Red Label, bebe si quieres, un par de canutos y …
-Arquero, me voy-pronunció decidida
-Quédate Aidé- insistió del mismo modo en que la llamó
-Adiós, nos vemos tío-
Cruzó de nuevo la acera volviendo con Rodrigo, ahora sintiéndose débil, malvada, promiscua, mezquina sin motivo, quizá su amigo intentaba ayudarla, advertirla que no fuera con él, a fin de cuentas, era quien los había presentado, pero éste no era como los demás, la amistad que había entre ambos era de mutua ayuda, no de roce, así por lo menos lo veía ella
- Venga, nos vamos.
-Escucha… si tienes algo con…
-¡Aidé!- insistió desde la otra orilla de la ciénaga.
-¿Qué voy a tener yo con él? Somos amigos y punto
-¡Ven Aidé!- la escena pasó a convertirse en la tensión de dos mundos afligidos, como la dualidad de una espada, forjada con ansias de libertad y rencor.
-Mira- dijo agarrándola fuertemente de los brazos- ¿No ves que este tío es un colgado de la vida?- ella, en tanto hizo un ademán de liberarse, se dio cuenta de cuánto le gusta verse en el papel de presa ¿Por qué?- está tirado, tirado, joder. Es un puto don nadie.
En aquel momento la entraron ganas de decirle que se fuera él solo y la dejase en paz, pero sabía que mucha razón tenía, conocido era el Arquero por sus devaneos con las cundas, la base y el alcohol; vivía de chanchullos simples, reventa de hurtos de bajo calibre y de pasar de vez en cuando costo. No era un mal tipo en el fondo, pese a carecer de respeto hacia sí mismo a ésas alturas de dependencia, aun guardaba bondad en su interior…
-Es mi amigo, hizo bastante por mí en su momento y venga, vámonos por favor- concluyó más modosamente, abrazándole.
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viernes, 28 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos XI
Era uno de esos juegos donde desde un punto en concreto, la pelota era lanzada por una fuerte patada, el que ligaba desde un principio iría a buscarla, recogerla, regresar al punto en el cual se iniciaba la partida, contar hasta cincuenta y empezar a encontrar a la gente escondida, una por una, teniendo que ir a la misma pelota y pronunciar la frese “bote, botero…” y el nombre del niño o niña hallado. El primero de todos ellos, sería quien ligase la siguiente tanda, pero, si por algún casual, alguien lograba volver a lanzar la pelota sin ser encontrado con anterioridad, todos se volvían a esconder y el juego empezaba de nuevo ligando otra vez el primer niño.
Aidé odiaba esa clase de juegos, pero se veía obligada a participar con tal de no quedar excluida, por su forma de ver las cosas, bien la resultaba indiferente, pero a su abuela Ángela, no. Sacaba dos años a la mayoría de las niñas y los chicos, generalmente, eran de su misma edad; siempre era la misma historia, se las apañaban exitosamente para que ella ligase y se tirase todo el rato ejerciendo el mismo papel.
Aquel día no es que fuera muy diferente a los demás, era una mañana de ésos días en las vacaciones de navidad que parecían eternas y los deberes podían esperar. Vestía una falda a cuadros rojos, con un jersey verde botella de cuello vuelto, leotardos colorados y unas Merceditas negras, como una princesa en un cuento de hadas en comparación con otros tiempos; el único defecto consistía en que Aidé tenía ya ocho años y estaba relativamente harta de faldas, vestidos y elegancias si sostenemos la idea que, entre semana iba prácticamente igual vestida con el uniforme del colegio, además, era una constante preocupación porque ni podía correr a gusto y mucho menos mancharse o romperse los leotardos con una caída bobalicona. Su abuela, sumamente orgullosa de la indumentaria de su nieta que ella misma confeccionaba, aunque luego a ojos de los vecinos quedaba como si lo hubiese comprado en la tienda más cara del barrio, solía criticarla y echarle un buen rapapolvo si no mantenía la compostura y no jugaba con los demás niños; ella no quería, prefería quedarse en casa leyendo o escuchando música, absorta en un mundo de fantasías y recuerdos que nunca pudo distinguir, pero no tenía más remedio que satisfacer los mandatos de aquella que le había sacado de ese curioso infierno que era su infancia.
Sería ya la quinta vez que le tocaba ligar, no aguantaba más, las risas, como siempre maliciosas de los demás niños la intimidaban y la dejaban en un estado de odio, rabia y debilidad –algo que curiosamente, le encantaba a los niños, sin tener noción de lo que realmente suponía para Aidé- En una de ésas, optó por dirigirse personalmente a uno de los chicos que manejaba ese complot y encararse con él, le arañó la cara pecosa y le arrancó una buena maraña de pelos pelirrojos que tenía.
-¡Eres un cabrón hijo de la grandísima puta!- vociferaba mientras seguía agrediéndole; todos reaccionaron –tras unos segundos de expectación ante las palabrotas que acababa de decir- y separaron a Aidé agarrándola fuertemente, tuvieron que ser tres los que hicieron falta para sostenerla.
-¡Maldita loca!- exclamó el chico mientras se llevaba la mano a la cara- ¡No me vuelvas a tocar con tus garras, cardo!
-Esooo, fea, vete de aquí- hicieron corrillo los demás niños
-Vete, vete, no te queremos. ¡Loca, loca, eres una loca!- decían las niñas
Llorando y jadeando, pareciendo que de un momento a otro se iba a ahogar, Aidé marchó corriendo a su casa, Ángela dormía la siesta en su cuarto, despertó ante el fuerte estruendo que provocó su nieta al cerrar la puerta y los gritos y golpes de impotencia que daba a los muebles… evidentemente, no era la primera vez que algo así ocurría.
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sábado, 22 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos X
-¿Pero tú en realidad, qué tipo de relación tenías con tus padres?- preguntándola esto, entreabrió cuanto más pudo sus grandes ojos oscuros, decorados, maquillados con una gruesa línea negra en el párpado, con una espesa capa de rímel apelmazadora en sus pestañas quemadas por la rutina de la capa y espada de las máscaras, con un extraño velo amarillento-rojizo en la retina provocado por la ingesta y consumición de cuatro tercios.
Guardó un profundo silencio meditabundo, de ésos donde uno se adentra en la esfera colindante del recuerdo con el presente, ¿Qué necesidad tenía de preguntarla aquello?, un enfrentamiento con el yo realista y el yo romántico, una colisión entre la fantasía y lo cotidiano, tan fácil de entrar, tan difícil de salir… se trató pues de una pausa eterna, delatadora, que abría uno de tantos ventanales existenciales. A causa del mutis inconsciente, dado que si pensamos no existimos, la vida seguía su curso vertiginosamente, Susana había concluido la escena charlando ahora animadamente con Hamal, le había jurar al principio de la noche, que en el caso de ir la escena más allá de lo establecido –un simple coqueteo- tendría que mover cielo con tierra para que no acabara follándosele y más tarde arrepentirse por ser infiel a ella misma y caer de nuevo en los brazos de un hombre que la humillaría, pero los intentos de mostrarse como una amiga leal, servían en balde, al parecer cada uno tenía que cuidarse solito.
Con cierta sensación de incomodidad, desviando la mirada, absorbida por la música chill-out con variante de flamenco de Paco de Lucía, recién salido del horno ibicenco tan de moda por entonces, fijó sus pupilas en él, que casualmente la estaba observando; sonrisas recíprocas, guiño de ojo derecho del ente masculino, meloso gesto de asentimiento del entre femenino seguido por un contundente escalofrío nacido de la boca de su estómago, afirmó a Aidé lo evidente.
Una carcajada, una risa estridente repleta de carestía de alma y de bella humana, innatural, mezquina, carcomida de Susana, que acababa de incorporarse de su silla, contoneando su cuerpo sin encantos, un cuerpo machacado por los años de abulia, pereza con única mira a los entornos de diversión; un escote que nada mostraba, pues sus pechos precozmente, quedáronse diminutos, caídos, repletos de estrías, demasiados seres habían disfrutado ya de ellos y su color, su tono, así lo denotaban.
-Hamal, ¿Quieres otra?
-Sí, pero quiero otra de ti, preciosa…- agarrándola fuertemente, la sentó sobre sus rodillas y la comenzó a besar empalagosamente, de esa forma que conlleva desde la hipocresía del deseo hasta la provocación desmesurada. Aidé optó por ir ella misma a por otro tercio, su tercio. Daba lo mismo quien pagase, Susana se las arreglaba para que Hamal le invitase toda la madrugada y también a ella, pero Aidé prefería abonar sus propios gastos, le podía resultar conveniente ahorrar de cuenta ajena, pero no a base de fingir comodidad donde no la había, no tenía porqué rebajar su persona hasta ésos calibres para emborracharse. Sabía que estaba volviendo a entrar en la espiral, la misma que la convertía en un ser sin moral ni juicio, en un ser destructivo, insensible, en una hormiga que sigue a las demás sin darse cuenta que existen infinidad de rumbos hacia el encanto.
-¿Qué tal?
-Tirando, que no es poco…- dijo pegando un trago a su cerveza; por lo menos la hablaba, todo un logro para ella ya que pensaba que desde aquella la ignoraría medianamente como bien procede el aprovechamiento de determinadas personas.
-Aidé, no he podido dormir en toda la noche.
-Yo tampoco, por eso me fui tan temprano- encendió un cigarrillo
¿Por qué demonios me hablas aquí rodeado de todos éstos que lo único que nos van a hacer es daño?
-Lo sé
-Por cierto, guapo tu perro
-Eso díselo a él, no a mí- bromeó.
Jugando con las órbitas de la reminiscencia, la misma que de un lado a otro sugería el conocimiento de todos los seres, depositó encaprichadamente la peonza intuitiva en las manos de la niña disfrazada de mujer, así el recuerdo, esa necesidad de consumir el viento, de frenar los torbellinos ancestrales que agitaban su día a día. Veíale aposentado en el trono de las penas sin condena, simbolizando de un modo u otro el perfecto intérprete; pisando, pisando torpemente, en desequilibrio, saltando así al tablado, todo estaba claro, porque la predicción de la estulticia tras la miradas lascivas cual lobo en búsqueda de sustento por las estepas, provocaba pisar la forja ardiente, más nada dolía, porque aguantar los descensos al inframundo enajenado se le antojaban como apetitosos, conocía de sobra las costumbres; dicen que todo aquello que perciben y sienten los cachorros de la especie creado de barro, aguantan este tipo de cicatrices hasta el último suspiro, hasta que Marta les roba el punto final de los finales, dolor o rabia lo cierto era que adoraba permanecer temporadas en aquella barquita de papel dentro de un vaso de agua putrefacto. ¿Masoquismo quizá?
Todo acontecía con absoluta rapidez, no había pausa alguna, ni siquiera en las veladas del inconsciente; cuando el paso era ligero, miraba las horas del reloj pasar, con un asombro decadente en pos de las debilidades perezosas; más cuando el minutero quedaba olvidado, la vida podía ser apreciada con sutil belleza de encanto; necesidad de exilio por un lado, la devoción por los crueles parajes por otro, señalaban con humo y espeso raciocinio que aquella no era su morada de aprendizaje, ¿Cuál era entonces?
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martes, 18 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos IX
-A la sillita de la reina, que nunca se peina y un día se peinó… ¡Y cuatro pelos se arrancó! ¡y cuatro pelos se arrancó- subrayaron entre risas maliciosas.
Intentaba permanecer impasible, impune, centrada en la lectura de su libro naranja, queriendo llorar, levantarse y darlas un par de empujones a las dos; sabía perfectamente que se estaban metiendo con ella porque la vieron arrancarse en mitad de una clase un par de pelos de su cabello negro, largo y lacio –algo que usualmente hacía cuando estaba nerviosa, cuando preguntaban la lección del día anterior-. Se contenía porque sabía que ese tipo de conducta recibía un castigo severo, algo que Aidé, no quería, no por las visitas que tenía que hacer después a la directora, ni las charlas de la misma y de su tutora, sino, por la decepción que le suponía a su abuela una actitud tan vandálica; una de ellas, había sido amiga suya durante una semana, coleccionaba cucarachas, comenzó a distanciarse de ella al darle tanta lástima el maltrata a aquellos insectos, de misma forma actuó la otra al descubrir que vivía sola, con su abuela y que no mantenía contacto con sus padres.
-¡Lávate los pies! No me da la gana, tenía que ser… ¡Aidé la marrana!, ¡Aidé la marrana!- recalcaron otra vez con más risas.
Era el colmo, ¿Por qué ella? La otra chica era la nueva desplazada del grupo de las niñas bien por haber levantado rumores sobre un amante que tenía fuera de su matrimonio una profesora de parvulario que al parecer, era toda una heroína entre las niñas por su candor y ternura, cierto o no esto, sirvió lo suficiente como para que se convirtiera en una nueva apestada.
Las risas eran cada vez más fuertes, como sus voces, como sus gestos, presa del odio, Aidé se incorporó y corrió hasta el servicio, ubicado al final de un pasillo extenso y obscuro; encerrándose en una de los cuartuchos donde estaban los inodoros, se golpeó varias veces la cabeza contra el pomo de la puerta.
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sábado, 15 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos VIII
Su turno, le tocaba, ya era hora, no había nada mejor que liberarse de esa carga anulo perceptiva cuando una estaba borracha; metió un par de rollos de papel higiénico en su bolso, así no tendría que ocuparse en comprarlos más adelante. Echó un vistazo, merodeó inquisitivamente por todos los rincones del inodoro, premio, efectivamente había restos de cocaína desperdiciados por unos consumidores adinerados, desagradecidos. No tenía dinero para comprarla, tampoco se consideraba una adicta, pero era una vía perfecta para bajar aquella nebulosa de alcohol, para entrar en el círculo hiperactivo idóneo, para mostrarse social, para adelgazar y por qué no, para destruirse un poco más a ella misma e ir tachando los días de su vida. Sabía perfectamente que se estaba dejando arrastrar de nuevo por las espirales devoradoras, la misma que años atrás había logrado escapar, curiosamente, sentía que estaba predestinada a ella.
Y presa, víctima de la ingesta de la madrugada, rodeada de extraños afines, tuvo la sensación de conocer a todos ellos desde el primer al último día de sus existencias, todo tan familiar, las risas, las carcajadas, los diálogos absurdos que salían por un rincón y se extendían como murmullos por toda la amplia sala; precaria nostalgia que no nostalgia precaria, embriagada por el falso recuerdo que nunca había vivido, porque eran sus padres los que esa vida llevaban, porque en el fondo, una pequeña y diminuta parte de su ser, conformaba parte de ése ambiente sin ella haberlo elegido.
No quiso, no quiso, fue él quien se cruzó en su camino, fue él quien la cogió por la cintura, fue él quien la estrechó y la abrazó como hacía tanto tiempo que nadie de ésa forma la agarraba, ya le había visto, ya se habían saludado, pero ¿Qué hacer cuando es más fuerte el destino? ¿Cómo actuar cuando nadie lleva las riendas de su sino?
-Estoy mal Aidé, estoy mal…- murmuraba
-Lo sé Rodrigo, lo sé…
-Esto no es normal, no, no puede pasar.
Pero pasó.
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miércoles, 12 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres dormidos VII
-Muy bien señora, haga usted lo que quiera, pero ya sabe que a Aidé yo nunca le puse la mano encima- de pie, mirando tras las ventana como comenzaban a caer las primera hojas del otoño, de los árboles que como él se estaban quedando marchitos porque había concluido su racha de buena suerte, dándole la espalda a la anciana.
-Pero sí a mi hija desgraciado, pero sí a mi hija…- se giró alterado, los brotes de violencia divagaban por su propia sangre, una enfermedad hereditaria quizá, un punto más en el eslabón tal vez…
-Mire Ángela, yo no sé qué mindangas le habrá ido contando su hija de mí, pero algo claro voy a dejar –tomó aire y las palabras brotaron solas- puedo tener mis momentos buenos y mis momentos malos, como cualquier ser humano, puedo beber y hacer mil cosas más con mi cuerpo, que para eso es mío y puedo hacer con él lo que quiero ¿Estamos? Un niño es un niño, es inocencia pura y dura, no se le puede ni debe pegar, ni una cachetada, ni un azote… porque no. Yo he hecho lo que he podido, todo lo que ha estado en mi mano, fíjese como narices me he quedado, fíjese, sin un duro por la puta de… ¡Arruinado! Y ya que soy sincero, sí joder, claro que me las quería quitar de encima, por ser una carga, un gasto, un agobio.- el discurso con ésa brillante coherencia empezaba a verse manchado, a pesar de ello, era impropio de él- La pequeña ni si quiera era mía ostia, Aidé es mi tesoro, mi nena, mi ojito derecho, pero no puedo hacerme cargo de ella, no puedo, no sé… -un ojito derecho, una nena cada vez que no encontraba fémina a quien poseer, cada vez que regresaba al hogar abducido por su propia mente sórdida y putrefacta, que bien aprovechándose del sueño de la criatura, se sentaba a su vera en la cama, bajándose los pantalones, masturbándose con alevosía, eyaculando en su cara o en las sábanas, en silencio, haciendo el menor ruido posible para que ella no despertara de aquel profundo sueño que él mismo provocaba, introduciendo hipnóticos en la cena, y así poder aprovecharse de ella…
-Víctor no te vendas, al pan, pan y al vino, vino- intervino dando golpecitos con su sortija de viuda en la mesa- los dos sois unos impresentables, os puede más la fiesta y el cachondeo que el amor hacia vuestras hijas ¡Ya os lo dije cuando no queríais ir a Londres! Que eráis muy jóvenes, que no teníais cabeza, nada… estabais yendo los dos por el mal camino ¡Si las cosas aquí no hubiesen sido de esa manera!... Tenéis criaturas y os creéis que es un juego, ya os podéis llevar a matar, pero teníais que haber seguido juntos por el bien de ellas, hasta que fueran mayores y conscientes, no teniendo que ver nada…
-Y no lo han visto Ángela, te lo juro- dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad, pero siempre está no excepción que confirma la regla.
-Mira, yo qué se que habrá pasado entre mi hija y tú, pero esos morados a la niña no se los hace el aire- pausó, meditó- esto es interminable, me voy y ella se viene conmigo, llámame si quieres verla, haz lo que quieras, pero mi nieta no puede seguir viviendo así.
El plan, relativamente había salido como él esperaba, verdad era todo aquello que decía la anciana, era un irresponsable, ¿Pero qué hacer cuando con diecisiete años se tiene una criatura? La vida tampoco le había sido fácil, pero por fin se vio descansando de una carga que nunca quiso, pese a haberla buscado.
Por otro lado, tal vez el hada madrina de Aidé, no sólo intervenía en sueños, si no también en la vida real; pasando a ser las madrugadas tranquilas no esperaba con temor la llegada de su madre, tampoco las extrañas caricias de Víctor, no tenía que estar pendiente de los llantos de Estela, dormía sobre sábanas limpias escuchando la música clásica que sintonizaba en la radio Ángela; todas las mañanas, despertaba con sosiego, sin nervios por buscar la ropa limpia, por poner la lavadora, por fregar los cacharros… ahora, era con pausa para disfrutar de un desayuno que había sido preparado sólo para ella, a ella como niña de siete años que era.
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domingo, 9 de marzo de 2008
Seres dormidos VI
Se recomienda la previa lectura de todos los post bajo el mismo nombre.
Cuando no hay lugar donde la respiración siga su curso, abriendo las puertas de un lago huérfano, cuando un continúo pasadizo resquebrajado, agrietado, provocando un agujero hacia el abismo, puesto que existen almendras que sin ser místicas, son atributos de quebranto, engullen encaprichadamente todo y más, siendo otra vez el mismo eje donde parte todas las rutas de la amargura, donde las hormigas no hacen más que seguir a sus predecesoras, de ésta forma, únicas e individuales eslabón por eslabón, en una cadena de tantas, un conjunto de miembros sobre la acera, personajes sobre el suelo de parqué maldito, influenciándose mutuamente por los estados de euforia consumida, permiten que sus grises cerebros se adentren en un profundo estado que suscita la carestía de neuronas, quemándose una a una, una a una, una a una y ejercitando a su vez movimientos de conducta desaforada, nada importa más que vivir en el presente.
Número uno, el Arquero vencido por Baco, acaba de liberar su tensión sexual con una prostituta, conjuga su suma y sigue de alcohol, cocaína y jachís, expresándose en un soliloquio grave y confuso, podría ser recitado en su interior, pero la victoria tenía que ser conmemorada; nadie en realidad le escucha, le ignoran a través de cómplices miradas perversas, riéndose de él mecánicamente: mirada- ingesta líquida-mirada-sonrisa-ingesta líquida-mirada. Es igual, indiferente todo aquello que salga de sus cortados labios, tiene dinero y el dinero mueve montañas, las montañas del mal.
Sujeto dos, hijo pródiga que retorna enajenadamente con melódica adaptación de la tierra exiliada, su tono denota la teoría de la supervivencia en acomodamiento de las especies en pos de sociabilidad. Enseña y narra con gracia, esmero y una fuerte influencia masculina en su gesticulación modificada adredemente en su día –natural pues en el presente- todas sus hazañas cuán épica homérica de la nueva era; sin muertos en propio significado, con muertos en los actos ejercidos ante la pérdida de tiempo oro.
Individuo tres, permanece aposentado a la espera de su anhelado trofeo nocturno, el mismo que suscita los soliloquios de número uno, el mismo que provoca la verborrea de número dos… su comunicación marchita sólo contiene una finalidad de esparto: algo barato y práctico, carente de sensibilidad, hiriendo de un modo u otro el temperamento del prójimo, bien sea con defectos mentales o corporales, bien con insinuaciones carnales.
Ente cuatro, deja que el oleaje momentáneo de las hazañas de número dos y la comunicación marchita de su consecutiva cifra, individuo tres, la lleven a las profundidades lejanas de los asuntos triviales, así, ríe por reír escandalosamente, habla por hablar y en ocasiones es fuertemente ignorada como el primero de estos miembros; su mente desdoblada, está pendiente de la llegada del sucesor de los tronos para provocar un estado tal vez patológico de celos a aquel que se halla sirviendo en su rutina explotada las necesidades del cliente.
Por último, quinto personaje, pendiente de las conversaciones, apurando su botellín, aspirando a tratarse del único y concluyente de la madrugada, se cuestiona silenciosamente porqué prefirió emigrar a aquel lugar, a aquel antro que convierte a los seres en despojos; su mente también se desdobla pensando en aquel hombre… que algo raro tenía; pese a estar rodeada de conocidos, padece un estado interno de incomodidad excesiva por todo su ser, desde el pecho hasta los pies, desde el pecho hasta los brazos, desde el pecho hasta la cabeza… Sabía que tarde o temprano se sentirá herida por los comentarios de número tres y tendrá que contenerse, guardar su ira y respirar profundo, permitiendo en que la conviertan en una persona sin valor más, como todos los que en el bar se hallan. Consciente de la pérdida de tiempo del conjunto, Aidé opta por huir; lógicamente, número uno, el Arquero vencido por las rutinas dionisiacas, insiste en invitarla a su botellín.
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martes, 4 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres dormidos V
Se recomienda la previa lectura de los post bajo el mismo nombre.
-No lo sé Gloria, no lo sé…- no era un tono de duda, no, sino más bien de ira, de envidia porque se había adelantado a su pasos; observando la espalda desnuda y flácida de la mujer, cómo se abrochaba de forma práctica el sujetador, con una especie de irracional pudor, se preguntó a qué venían esas vergüenzas cuando la había visto mil veces desnuda.
-Puedes denunciarla por maltrato, por abandono del hogar, por…
-¿Y qué consigo con eso?- silenció, un silencio que admitía lo evidente- por lo menos se llevó a la pequeña, que vete a saber si era mía… con la otra no sé qué coño hacer- se puso otra copa de vino, la saboreó- no tengo ni un puto duro, ni un puto duro… nada
-Puede a venirse a vivir conmigo…-dijo incorporándose, ajustándose el vestido, incitando más su escote provocativo, mirándose, retocándose en el espejo- porque gastándote el paro en los bares y los vicios, no es que seas un ejemplo a seguir- pintó de nuevo de carmín sus labios, sabia muy bien qué estaba haciendo, analizaba a través del reflejo del mismo todos los objetos de valor que aun podía haber en el hogar, no quedaba ninguno para su desdicha.
-¿Y lo eres tú?- dijo con desprecio- ¿Le eres tú que te vendes por cuatro duros?
-Mira Víctor, si quieres te ayude, te ayudo, pero está claro que esa niña no acabará bien a tu lado…
-¿¡Te quieres callar de una puta vez?!- vociferó dando una patada a la mesilla- ¡Maldita zorra, joder!- más calmadamente que la anterior vez, gesticulando de forma desesperada, admitió a su contrario una vez más que tenía un problema, que estaba cansado, que se encontraba arruinado.
-En el fondo no me das lástima, tienes lo que te mereces- prosiguió echando en cara.
-Mira pendeja, no me vengas dándome consejos de nada- reprochó- no es mi culpa que seas una putilla con aires de santa, es tu puto problema ¿Me oyes?
En un espacio tiempo de dos días, la poca inocencia que Aidé conservaba se vio corrompida; cada noche que pasaba, algo malo descubría, conocía bien el mundo de los mayores, pero callaba, callaba y guardaba silencio, esperando a que su hada madrina, su ángel, apareciese en sueños y la hiciese olvidar todo lo aprendido, así al menos, se lo había prometido.
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domingo, 2 de marzo de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos IV
-Si le estás esperando, suele tardar- informó pegando un trago a su botellín
-En realidad, no le espero
Rodrigo, se llamaba, nunca anteriormente le había visto, compositor frustrado, recién llegado a la ciudad cosmopolita, se ganaba la vida impartiendo clases particulares de piano; en menos de media hora, ya le había ofrecido trabajar juntos, algo que Aidé, rechazó sin motivo, la realidad era que no quería pensar en ese preciso instante de la mañana, simplemente quería zambullirse por el presente, olvidando, algo que estaba convirtiendo en una sensación usual de su día a día; sin embargo, por otro lado, había algo en él que bien le resultaba familiar, como si se conociesen de toda la vida, como si un vínculo extraño les atase en la más simple, sencilla y natural confianza, riéndose, haciendo bromas… Sólo y solos en la terraza de aquel bar, desértico de clientela, un tugurio de mezquindad, con el aroma espeso del aciete, de la fritanga, obscuro a pesar de su amplio ventanal, asfixiante por la redundancia de elementos decorativos sobre una pared blanca, ante un suelo de azulejos azul trillado por los años de uso. No quería o no podía hablar repentinamente, había quedado sumergida en un estado de buceo por los mares del recuerdo, de un inconsciente quebrado del pasado, intentando hallar conexión alguna, lo cual la frustraba, queda pues reducida a un pequeño intérprete repleto de inseguridad, inmadurez, timidez, una de sus múltiples caras hacia las relaciones sociales que la dejaban indefensa y frágil ante el mundo, sabía perfectamente que tendría que beber un par de botellines más, para ser clara y concisa, para quitarse esa presión extraña del pecho y de su mente. ¿Qué tenía, qué…? Una parte aun no adormecida por los efectos del alcohol marcaba la letra capital, la imaginación echó a volar, el primer acto de una obra teatral de una única escena, a punto de empezar, ¿Qué tenía, qué…? Una mirada profunda que algo escondía una actitud de desaire que algo intuía, ¿Qué tenía, qué…? Comenzó a palpitar su corazón fuertemente, algo no marchaba bien, su intuición le decía que se marchara del lugar, que se fuera, que deber no era estar allí, pero ¿Adónde iría si no? ¿Qué tenía, qué…? Aquel hombre era superior a sus fuerzas, otra parte de su yo profundo subrayaba que necesitaba ayuda, que había aparecido en su vida por algo… ¿Qué tenía, qué…? Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido ¿Qué tenía, qué? Sucia de besos y arena yo me la llevé del río. Sucio de besos y arena, yo te llevé del río. ¿Qué tenía, qué? Esto no es normal, no señor, no ¿Qué tenía qué? Al final, nos acabamos enganchando ¿Qué tenía qué?
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jueves, 28 de febrero de 2008
Lady Sisiak & Seres Dormidos III
Se recomienda la previa lectura de los otros post bajo el título Seres Dormidos.
-Quiero que hagamos una promesa ¿Vale princesa?- asintió pues ella, cobijándose en tanto con las sábanas de florecillas descoloridas, carcomidas por el uso –porque sabes que eres una princesa ¿Verdad ratona?
-Sí- musitó
-Y las princesas valientes, valientes, valientes como tú, aguantan su dolor y su rabia hasta que son mayores y pueden huir…
-¿Adonde?-interrumpió
-…Donde ellas quieran-pausó, se volvió para analizar las sombras pétreas que se encontraban tras la puerta entornada, todo estaba en calma- como yo, mi cielo
-¿Cómo tú?
-Sí, princesa, sí…-acariciándola torpemente la cabeza, extendió su brazo y cogió un cigarro del paquete situado en la mesa contigua de madera antigua, desgastada por la inmensidad de los años de uso, reciclada del cubo de la basura, sin restaurar, junto a una lamparilla que difundía una luz tenue- verás cielo, voy a serte sincera… me marcho, me voy.
-Pero…
-¡No hay peros que valgan Aidé y déjame hablar!- exclamó irritadamente, con cólera y rabia, con distorsión por la ingesta de una ginebra con soda; dándose cuenta de ello, retomó la compostura, ahora directa y contundentemente, dijo- Si Víctor te pregunta por mí, le dices que no sabes nada, na-da ¿Entiendes?- fumó de su Ducados- me marcho porque estoy cansada, muy cansada… de todo y de todos, también de ti, porque eres una niña mala, ma-la y mal educada- frunció el gesto- está bien- se retocó el pelo, un pelo repleto de suciedad, mugriento y sin peinar- tú tienes la culpa de todo y a la vez de nada, ¿Pero cómo vas a ser consciente de esto si eres una cría?
-Lo sé… siempre me lo dices, yo nunca debería de haber nacido
-¡Chica lista…!-fumó de nuevo, mirándola con asombro- sigue así de espabilada que seguro que te va mejor que a mí, si…sí-meditó- se valiente, aguanta todo lo que tengas que aguantar a Víctor y cuando puedas, vuela, vuela… -repitió con cierta musicalidad- y ten bien claras tus metas, que nadie te pare nunca ¿Entiendes? Recuerda que caerse está permitido, pero levantarte ha de ser obligatorio.
-Sí- un silencio, un silencio que daba por entendido que Aidé no era tan inocente como parecía, que sabía perfectamente que su madre se marchaba no por ella, ni por su padre, si no, por el simple hecho de haber encontrado a otro hombre, el mismo que pagaría todos sus vicios, todos y cada uno de sus caprichos, que le alejaban de una realidad que no había querido nunca asumir; lo habitual hubiese sido que no se desarrollara tal escena, el huir sin dejar pista, ni un rastro –y mucho menos una conversación con una niña que pronto hablaría- pero la tragedia con tintes de demencia, era su punto fuerte.
-Te quedas solita mi amor- pronunció con saña, con perversión- Estela se viene conmigo
-¡No!- chilló incorporándose de la cama- ¡No!
-¡Callateee!- y así de nuevo la cólera, el odio que llevó a empujarla hacia atrás, golpeándola con el cabecero… la niña contuvo sus lágrimas, sollozando interiormente, ocultándose bajo las sábanas inútilmente- ¡Sabes que todo esto es por tu culpa! ¿Quién te ha mandado venir a mi vida? ¿Quién, eh? ¡¿Quién?!- diciendo esto había cogido el cenicero, golpeándola y una y otra y otra vez- ¡De haber podido abortar lo hubiera hecho! ¡Lo hubiera hecho! ¿Me oyes estúpida niñas? ¡¿Me oyes?!
-Déjame por favor, déjame…- pronunciaba mientras intentaba esquivar los golpes nulamente, acurrucándose, protegiéndose de forma fetal- déjame…
Y de repente, salir de la obcecación, quédose paralizada un instante, mirando con ojos desorbitados el cenicero en su mano, la ceniza y las colillas desparramadas por el suelo, la colcha, la manta de florecillas, la copa tirada sobre la moqueta… escuchándose desde el salón a la otra criatura llorar.
-Yo nunca he querido hacerte daño, yo nunca he querido hacerte daño…- negaba con su cabeza mientras retrocedía, desbordada, angustiada, tiró el cenicero al suelo y salió de la habitación; sin más, se marchó, última relación con el útero materno.
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