Poetisa. Nace en Córdoba, en el año 994 de la era cristiana. Era hija de Muhammad III al-Mustakfi, uno de los últimos califas cordobeses, por lo que ostentó el título de princesa, y la inexistencia de un heredero, le permitió disponer de los derechos reales de su padre.
Wallada era hija de Amin´am, una esclava cristiana enviada a cultivarse a Medina, y su nodriza y maestra fue la esclava negra Safia. Nada sabemos más de la madre de esta poetisa, ni de ninguna de las mujeres del serrallo de al-Mustakfi. En las numerosas crónicas (donde es catalogado como un personaje vulgar y frívolo) sólo hallamos la referencia de Ibn Hayyán, que lo acusa de dejarse mandar por una mujer perversa. La falta de información, en este sentido, se agrava por la circunstancia de que el califa no tuvo descendencia masculina -acontecimiento que solía ir acompañado de algunos privilegios para la madre-. Sin embargo, la inexistencia de un heredero, permitió a Wallada disponer de los derechos reales de su padre.
Su posición social, si bien le permitió adquirir una basta formación literaria que desarrolló con brillantez y transmitió a través de su propia escuela femenina, tampoco debió estar exenta de momentos difíciles, tanto en lo personal (por su incesante defensa de la igualdad de género y su rebeldía) como por su condición de Omeya dentro de un panorama político de pugnas y rivalidades entre su linaje y los Banu Yahwar, siempre temerosos de la restitución del poder legítimo Omeya.
Cuando tenía unos 20 años conoció al hombre que marcó para siempre su vida. Fue en un encuentro de famosos, buscado por ella. Ibn Zaydun era un noble de excelente posición, con gran influencia política y sin duda el intelectual más elegante y atractivo del momento. Pero Wallada era la mujer más culta, famosa y escandalosa de Córdoba. Se paseaba a la moda de los harenes de Bagdad, llevaba versos suyos bordados en la orla de su vestido o en túnicas transparentes. Los del lado izquierdo dicen: "Por Alá, que merezco cualquier grandeza / y sigo con orgullo mi camino"; los del derecho: "Doy gustosa a mi amante mi mejilla / y doy mis besos para quien los quiera". Wallada era una mujer acostumbrada a dirigir su propia vida. Se enamoró de Ibn Zaydun en una noche de fiesta poética, jugando a completarse poemas según la costumbre cordobesa de entonces. Fue el choque de dos vanidades literarias, en la que ella tomó la iniciativa.
Wallada recorrió la Al-Andalus de los reinos de taifa, quizá también la zona cristiana, exhibiendo su talento y acaso otorgando sus favores, pero siempre volvió a Ibn Abdús, en cuyo palacio acabó viviendo aunque sin casarse con él y bajo cuya protección le sobrevivió, siempre altiva y hermosa, hasta cumplidos los 80 años. También Ibn Zaydun rehizo su vida y su carrera política en Sevilla, a la sombra del feroz Mutamid, padre del rey poeta Mutamid. Vivió muchos años y murió rico y poderoso, quizá remotamente nostálgico o quizá totalmente curado de aquel amor que ya sólo vivía en las antologías poéticas.
Wallada murió el 26 de marzo de 1091, el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba. No tuvo descendencia y nunca se ofreció en matrimonio.
Fuente: http://www.iescarbula.net/pie/cordoba/mujercordobesa/wallada.html
Aquí, Wallada la Omeya, de Saurom (Disco: Once Romances desde Al-Andalus)
Wallada era hija de Amin´am, una esclava cristiana enviada a cultivarse a Medina, y su nodriza y maestra fue la esclava negra Safia. Nada sabemos más de la madre de esta poetisa, ni de ninguna de las mujeres del serrallo de al-Mustakfi. En las numerosas crónicas (donde es catalogado como un personaje vulgar y frívolo) sólo hallamos la referencia de Ibn Hayyán, que lo acusa de dejarse mandar por una mujer perversa. La falta de información, en este sentido, se agrava por la circunstancia de que el califa no tuvo descendencia masculina -acontecimiento que solía ir acompañado de algunos privilegios para la madre-. Sin embargo, la inexistencia de un heredero, permitió a Wallada disponer de los derechos reales de su padre.
Su posición social, si bien le permitió adquirir una basta formación literaria que desarrolló con brillantez y transmitió a través de su propia escuela femenina, tampoco debió estar exenta de momentos difíciles, tanto en lo personal (por su incesante defensa de la igualdad de género y su rebeldía) como por su condición de Omeya dentro de un panorama político de pugnas y rivalidades entre su linaje y los Banu Yahwar, siempre temerosos de la restitución del poder legítimo Omeya.
Cuando tenía unos 20 años conoció al hombre que marcó para siempre su vida. Fue en un encuentro de famosos, buscado por ella. Ibn Zaydun era un noble de excelente posición, con gran influencia política y sin duda el intelectual más elegante y atractivo del momento. Pero Wallada era la mujer más culta, famosa y escandalosa de Córdoba. Se paseaba a la moda de los harenes de Bagdad, llevaba versos suyos bordados en la orla de su vestido o en túnicas transparentes. Los del lado izquierdo dicen: "Por Alá, que merezco cualquier grandeza / y sigo con orgullo mi camino"; los del derecho: "Doy gustosa a mi amante mi mejilla / y doy mis besos para quien los quiera". Wallada era una mujer acostumbrada a dirigir su propia vida. Se enamoró de Ibn Zaydun en una noche de fiesta poética, jugando a completarse poemas según la costumbre cordobesa de entonces. Fue el choque de dos vanidades literarias, en la que ella tomó la iniciativa.
Wallada recorrió la Al-Andalus de los reinos de taifa, quizá también la zona cristiana, exhibiendo su talento y acaso otorgando sus favores, pero siempre volvió a Ibn Abdús, en cuyo palacio acabó viviendo aunque sin casarse con él y bajo cuya protección le sobrevivió, siempre altiva y hermosa, hasta cumplidos los 80 años. También Ibn Zaydun rehizo su vida y su carrera política en Sevilla, a la sombra del feroz Mutamid, padre del rey poeta Mutamid. Vivió muchos años y murió rico y poderoso, quizá remotamente nostálgico o quizá totalmente curado de aquel amor que ya sólo vivía en las antologías poéticas.
Wallada murió el 26 de marzo de 1091, el mismo día que los almorávides entraron en Córdoba. No tuvo descendencia y nunca se ofreció en matrimonio.
Fuente: http://www.iescarbula.net/pie/cordoba/mujercordobesa/wallada.html
Aquí, Wallada la Omeya, de Saurom (Disco: Once Romances desde Al-Andalus)
5 comentarios:
El disco de Saurom recomendadísimo... para los amantes de la música y la literatura, ya que cada canción está basada en algún texto literario...
Gracias mi Dulce pena por escribir...Tengo que contarte muchas cosas, pero prefiero e primera persona...
LA verdad, aún no leí tu entrada, mañana lo hago....Es que estoy con coleguillas de pedillo...Pero tranqui que uando te vea, no me va a hacer fata ná de na..jjj...Como se die por allí ...En el sur.
Besitos, amore...
Y pá tú gente, siempre os valoraré como a mi Luna carmesí...(por siertosé nos quiere ir...Y al final voy a tener que verla...Jajajajaja)
Que locaaaaaaaa estoy
:-)
e primera persona= quiero decir no, en primera persona...Sino cara a cara, voy pá Tu Tierra en ná de ná...Un plis queda
Interesante historia, hizo bien la poetisa esta, como se que eres de ciencias, solo decirte que corrijas a ser posible lo de 'basta formación' por vasta formación. Caso de duda compruebalo en RAE.
A pasarlo bien.
Qué ganas María, yo también tengo cosas que contarte... ya he acabado de revisar la primera parte de El Rincón de Los Vencidos... ahora me queda revisar la parte de la chica...
Muchos Bss! Y a ver cuando vienes...
Nómada, lo voy a corregir, confío en tí, lo copie tal cual de la web.... y soy de Ciencias, Ciencias Sociales... :( jeje
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