¡Conmover! ¡Suscitar en los fueros de los adentros del ser! ¡Remover y convulsionar el alma en espasmos! Aderezar el símbolo de la letra con la viva imagen de la sangre y el corazón envuelto en llamas de fuego. Pronunciarse desde el espíritu, saber guiarse por la propia voz interna de la conciencia. No confiar en musas innombrables, por que existen, están en todas partes, son como los ojos, son como Dios. Hablar desde el corazón, desde las propias verdades y convicciones. No dejar que la razón te haga plomizo o de hielo, si no más bien conocedor y sereno. Por último, entrégale en sacrificio verdadero tus letras y sentimientos del alma a todo el universo; tu grito se acercará al infinito y golpeará en los corazones de los hombres, en los ecos sonoros de todo el cosmos entero. Si logras esto, serás espíritu sin nombre, sin dueño alguno, libre como el viento, como la notas musicales, como los versos verdaderos de todo lo que fluye y discurre, como la llama de fuego y luz inextinguible que llega a todos los confines de las cosas imaginadas e inimaginables. Entonces acaso podrás ser llamado poeta y mago de la vida en la tierra.
viernes, 29 de febrero de 2008
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3 comentarios:
Que buen Blog, felicidades.
María José
menudo inculto.
¡Es innumerable y casi divino ese ser que por un instante puede acercarse a la palabra para convertirla en su amada o en su amante! Bella forma de convivir de la mano con ella...El camino signado por la ruta inspirada por el alma, en conexión directa con el cosmos...Esa es la misión del poeta. Gracias por ese regalo de palabras...
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