Desde que te despiertas, eliges. Eliges quedarte unos minutos más envuelta en las sábanas. La ropa con la que vestirte. El desayuno:
Eliges la puerta de vagón del metro por la que entrar. Eliges si quieres llegar al trabajo 5 minutos antes, o 5 minutos tarde.
Eliges si hacer tu trabajo rápido o deprisa. Si hablar con tus compañeros o no.
Puedes elegir la hora en la que quieres irte a dormir, o cuantas veces te apetece hacer el amor con tu pareja. Puedes elegir a tu pareja. Puedes elegir que persona quieres que ocupe ese trozo de colchón.
Eliges tu comida:
Las veces que quieres ir al baño:
La vida, desde que despertamos, es elección.
Lo único que no elegimos es: la familia y el horario de trabajo, que nos lo impone nuestro jefe y que hay que cumplirlo si no queremos que nos echen.
Por eso a unas personas la vida les va mal y a otras bien: porque en sus elecciones está el acierto o el error: todo, absolutamente todo depende de lo que tú elijas. No lo olvides nunca.
Así que tu elijes si comentas o no comentas.
3 comentarios:
¡Muy bueno, eigual!
Hay muchas variables exógenas sobre las que no tenemos capacidad por desgracia.
De todos modos el planteamiento es acertado.
Saludos.
Ja,ja...Pues comento que eres la repera.
Besos
Publicar un comentario