Andaba enfrascada Julia en varios proyectos importantísimos para la expansión de su empresa, lo que le obligaba a infinidad de detalles como no descuidar sus relaciones sociales con aquellos tipos que tenían toda la capacidad de decisión financiera y política; pegada al móvil con correo electrónico, tampoco podía dejar el pádel, válvula de escape (?); los dos hijos apenas un beso en la cama antes de que la chica polaca llegase para ocuparse en prepararlos para el colegio de las reverendas teresianas, las mejores de toda la vida; el último polvo que echó con el marido ni se acuerda; pelo corto, ideas certeras y decisiones de vértigo rondan por su cabeza las 24 horas.
Una becaria muy diligente con una limosna por sueldo le organiza la agenda y le saca el ingente trabajo negro, será muy importante para la joven el incluirlo en su currículo piensa ésta, mientras le cuesta dinero el desempeñar su tarea por menos de 200 euros al mes. En el transporte ya se gasta más.
Nunca supo Julia quien fue el remitente verdadero de aquel correo desconcertante que la citó para el domingo a las 10 en la avenida de Pries, 1, junto a la capilla anglicana. “Si quieres las claves para completar el último paso acude puntual y Annie antes de llegar a la derecha te lo mostrará”. Podría parecer una tontada, pero se adjuntaban al correo todos los datos de los informes pendientes de enviar a la Secretaría de la Dirección Regional de Aduanas para la autorización del movimiento de divisas con terceros países, tal vez fuera obra de aquel director de zona del banco, el del bigotito, quien parecía querer ligar con ella, en tal caso se iba a enterar el muy cerdo, lo iba a poner a caldo.
No halló a nadie conocido, lo mismo se ha retrasado ¿él o ella? Además aquello era el cementerio de los ingleses, donde había tipos que colocaban como epitafio “Hasta luego” ¡Bonita la gracia! Le resultó imposible no fijarse en aquella imagen con el Sol a contraluz, un rayo se filtró entre los pinos y lo entendió todo, la marmórea figura sobre la tumba de Annie señalaba al cielo con el dedo índice de su mano derecha, el músculo cardiaco entró en fibrilación y era lo último que recordaba cuando despertó en la UCI.
Había quedado claro a partir de ahí ese ritmo de vida la llevaría a reunirse con Annie en la otra.
lunes, 7 de enero de 2008
Ella te señalará el camino
Publicado por Nómada planetario
Etiquetas: Escritos Nómada Planetario
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2 comentarios:
¿Continuará?
Me temo que no, por el momento aprendió la lección.
Besos.
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