domingo, 25 de mayo de 2008

Lady Sisiak & Seres Dormidos XX

-¿¡Pero tu sabes lo que estás diciendo?!-exclamó mientras dejó el cuchillo y la patata a medio pelar en el mueble de la cocina, junto al fogón- ¿Es así como agradeces lo que he hecho por ti?- la miraba fijamente a los ojos, sin embargo ella, intimidada los desviaba- Dios bendito… igualita que te madre- murmuraba negando con la cabeza, apoyándose sobre el mueble- No, de ninguna manera pienso permitir que te vayas a vivir con ese desgraciado… ¿Dónde ha estado todos estos años más que para darte una vuelta? ¿¡Dónde, eh?!

-Ángela, baja la voz, joder…-suplicó

-¡No pienso bajarla!- se enfrentó- ¿Sabes lo que me está costando sacarte adelante? ¿Lo sabes?... y luego viene el impresentable éste… ¿Qué te ha prometido, a ver?

-Es mi padre…- murmuraba mientras empezó a llorar- es mi padre

-¿No te das cuenta que vas a echar tu vida a perder?-advirtió más calmadamente- ¿No lo ves?- insistió- Dejarás de estudiar para ponerte a trabajar como una mula ¿No lo entiendes? Se aprovechará del dinero que ganes, te convertirá en una amargada en…- suspiró- nunca debí dejar que le vieras- volvió a mirarla clavándola fríamente sus ojos verdes cansados y viejos- ¡Mírate Santo Dios! ¡Mírate!... ¿Te das cuenta que no es normal? ¿Qué no eres normal?

-¡¿Te quieres callar vieja amargada?!- inconscientemente cogió el escurridor de metal que estaba próximo a ella y se lo lanzó a Ángela a la cara, ésta, protegiéndose hábilmente con sus menos el rostro, logró esquivarlo de alguna manera. Aidé salió corriendo de la cocina, se encerró en su cuarto, echando aquel cerrojo de poca eficacia, apalancando el pomo con una silla; buscó como pudo algo en uno de los cajones con sus manos agarrotadas, no sabía qué iba a hacer, la coherencia en ese instante, había quedado anulada, así empezó a autolesionarse las piernas con el cutter mientras lloraba, prácticamente al compás de los golpes que daba su abuela en la puerta.

Conocía la sabiduría de ésas palabras, pero no quería admitirlas ante el dolor que para ella suponían, su sueño ante otro tipo de vida se estaba viendo fracturado, de hecho, suya había sido la idea de irse a vivir con Víctor. No quería aceptar su realidad, no podía entender como su madre la había dejado sola frente al mundo, mas apenas guardaba buenos recuerdos de ella, se apreciaba en realidad a sí misma como un auténtico estorbo que nada ni nadie nunca quiso; lejos de su alcance quedaban las escenas de un simple abrazo o un beso, el auténtico interés humano por el prójimo, Ángela, sencillamente se compadecía de ella dándola cuantas cosas materiales primarias necesitaba y sabía a ciencia cierta que su padre simplemente se estaba aprovechando de ella, que no era un progenitor idílico o normal. Se preguntaba entonces qué sentido tenía su existencia, no quería ser nadie, quería ser como todo el mundo, mas por más que lo intentara, siempre se encontraba con el rancio aroma a rechazo

1 comentario:

Anónimo dijo...

lady eres condenadamente buena.
saludos y fuerte abrazo.