lunes, 24 de marzo de 2008

Otro rumbo II






La monotonía quedó varada en puerto desgastado, estaba harto de verse enredado en mil asuntos que le hastiaban, encendió el gps de los sueños marchitos y puso rumbo a las islas deseadas, donde tantos marinos habían naufragado en el fondo de una botella de licor añejo.
Yo lo superaré, se repitió mentalmente durante la singladura de quince noches de duermevela, en ellas tuvo tiempo de inventariar todos los inútiles recuerdos, lastre que incrementa tras el paso del ecuador de nuestras vidas, uno a uno los fue arrojando por la borda, estos caían al mar en silencio, con la gravedad que se esparcen las cenizas de un difunto, pero sin soltar una sola lágrima sino con el alivio de desprenderse de unos zapatos estrechos.
Entre los tonos naranjas con textura de papaya del atardecer divisó una suave colina, según las cartas prohibidas de marear era el punto de inflexión de todo navegante cuerdo, los prudentes viraban 180º hasta perderlas en su campo de visión. Nuestro nauta anónimo puso proa a ellas y justo al entrar en una amplia cala, que se ofrecía como refugio seguro a sotavento el casco de su embarcación sufrió una fuerte sacudida y el hombre al agua fue cosa de segundos.
Unas criaturas similares a delfines antropomorfos con piel fosforescente le obligaron a descender hasta el fondo, donde se abría una oquedad por lo que se introdujo ya con los pulmones al límite de aire, sus escoltas lo acercaron a una abertura que comunicaba con el exterior y pudo renovar el contenido de sus alveolos, prosiguieron hasta una enorme sala repleta de monitores y paneles similares a mesas de mezclas operados por otros seres con diferentes aspectos.
Un sillón color calizo con alto respaldo giró hasta enfrentarse con su mirada, ella Cronosfera la diosa del tiempo perdido le daba la bienvenida y le iba a proponer cual sería el reto a superar.

Continuará.

1 comentario:

Luna Carmesi dijo...

Cruces en la vida... en mar o en tierra...
Continuemos...