La cita próxima con aquel escorpio veinteañero ocupó todo mi tiempo los días anteriores, debía de deslumbrarle de alguna forma, tenía que sacar partido a todos mis encantos, (que repito, cosas del baja autoestima, eran nulos o escasos a mi percepción): Me autocorté el pelo con éxito, me lo teñí de color indescifrable dado que tenía unas raíces de espanto(mezcla de rojo puta, rubio de pija y caoba de maruja), me mantuve en abstinencia dos días (por eso de bajar el hinchazón que provoca el alcohol en algunos cuerpos) e hice acopio de mis mejores galas (era evidente que no podía ir a lo Hierbas de Aquí no hay quien viva, no fuera que me tomase por una grillada, cuando realmente lo era). Me mentalicé totalmente, de mantener en silencio todas mis taras mentales, ello suponía de no hablar ni de astros, ni de cosmos, ni de ánimas, ni de tarot, mucho menos de mi afición por los fármacos mezclados con alcohol y qué decir tiene de los múltiples ingresos hospitalarios y lo más difícil de todo: Aguardar un estado de cordura, alejándome de mi propia montaña rusa que tan pronto se halla en estado eufórico como depresivo, ¿Lo conseguiría?
El día en cuestión tuve que consumir un par de lexatiles, llevaba más de un mes sin citarme con hombre alguno, aquel amante a cuatrocientos kilómetros de distancia, había pasado sin pena ni gloria por mi vida, sólo hizo hincapié en aquello en lo que era omnisciente: La incapacidad de pasar más de tres meses con el mismo hombre sin enrollarme con otro, con unas relaciones sexuales mediocres.
Me presenté con media hora de antelación, una de mis manías, en los que me fumé, aproximadamente seis pitillos, no por el nerviosismo que suscitaba la cita, si no, por lo que ocurrió en ese espacio tiempo.
-¡Sisia!- dijo una voz totalmente infantil a un par de pares de pares de centímetros de mi estatura.
-Hombre… Laura- maldita sea, maldita sea, apareció él, mi rey de copas invertido con su adorable hija de la mano.
-Hola- dijo él bruscamente- ¿Cómo estás? - ¿Qué como estaba? Con el corazón hecho un puño, cabrón, sabes de sobra que desestabilizas mi equilibrio emocional y que sólo contigo he amado de verdad ¿Qué cojones haces aquí ahora con tu cachorra humana?
-Bien… bien aquí, esperando a un amigo.
-Nosotros vamos a ir al cine… -dijo ella, tan tierna y encantadora como siempre había sido, con sus tintes de evasión que tanto me recordaban a mí cuando era pequeña.- Vamos a ver Rata Tui…
-¿Sí?
-Sí, ¿Quieres venir con nosotros?- invitó la criatura. Y entonces, nos intercambiamos las miradas, vi su brillo alcohólico en pleno esplendor, vi sus deseos de tenerme de nuevo entre sus brazos aunque solo fuese una noche, vi que imperaba mi compañía y mi ayuda, por no variar y él, evidentemente notó mi debilidad y atracción romántica hacia él.
-Bueno… si a tu padre no le importa…
Y así pues, el escorpio e Irvine Welsh, fueron abandonados en la Plaza de Callao por un Cáncer con ascendente Cáncer que había hecho estragos en mi vida y su peculiar hija, porque, pese a ser un Rey de copas invertido, tenía derecho a formar su propia dinastía, romperla y repararla, tal vez conmigo…
jueves, 7 de febrero de 2008
Lady Sisiak & Delirum Tremens XII
Etiquetas: Lady Sisiak y Delirium Tremens
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6 comentarios:
Y te toco viendo ratatuille????
Que morbazooooooooooo, Diosssss!!!!
( aunque no existas)....
jeje, guapo el relato, que paso despues??
1saludo
Pier,
Interesante anecdota. Apasionante y al grano....
Buen relato.
Pues a ver ...Como prosigue.
Así que tu rey al revés, en fín, si es que somos masocas.
Besos
Ah! mi lady te voy a decir algo...Nunca jamás dejes de escribir por que no te pongan comentarios...
Te prometo una cosa..:Sigue con esta historia. Tu historia y cuando la acabes si alguna vez acaba, te prometo que la enmaqueto y la imprimo. Será tu mini novela o novela particular en papel.
Gracias por escribir aqui, mil gracias. Aunque la gente no sé de cuenta tienes muuuucho que dar,y se puede aprender algo de tí.
Besos
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