sábado, 9 de febrero de 2008

Lady Sisiak & Delirium Tremens XIII

El reencuentro con mi Rey de Copas invertido, frustró mis planes de ver la cara y algo más de mi Doctor House particular, alias el scorpio veinteañero, aunque tenía esperanzas de ponerle en mi lista histórica algún día; si alguno cree que no tuve escrúpulo alguno en darle plantón, equivocados estáis, pues mis remordimientos duraron días; poco más que decir por otro lado, de mi monarca, más que intercambiamos fluidos con sigilo para después no volver a saber el uno del otro, el rencor era mucho más fuerte que nuestra pasión, para ser sincera. Así mi vida, volvió a su órbita habitual, a la búsqueda de amores clandestinos o estrafalarios, jugando con mi salud con los excesos y jugando con mi karma al actuar cual perra infame en alguna escena que otra, siendo a su vez una dudosa consejera espiritual de mis amistades y de mis sesenta contactos del mensengger.

Judith, aquella niña de papá con corazón de oro, no tardó mucho en volver a ser la clienta número uno de mis terapias no lucradas.

-¿Crees que debería dejar que me diesen por culo?- pregunta que me hizo escupir y casi ahogarme con la cerveza que consumía en ese instante

-Chica…-tosí- eso es cuestión de moral y de gustos- dije limpiándome con mi camiseta- No puedes decir que algo no te gusta si no lo has probado… no sé.

- Comienzo a pensar que soy un tanto puritana…- se criticó con lástima

-Hombre… puritana serías si aun conservarías el virgo,- pausé- aunque tal vez… con esa cara de no haber roto un plato, puedes tomar el pelo a algún hombre que otro y sacarte algo de guita con un pseudovirgo.

-¡Sisia por dios!

-¿Qué? Era una idea muy buena…- lo era, desde luego que lo era pese a no estar ya en los ochenta.

-Déjate de tonterías… esto es muy serio tíaaa- persuadió.

De ser serio aun estaba por ver, pero de ser trivial no cabía duda; el que una mujer, al igual que un hombre, se quitasen las convicciones sociales inculcadas desde la infancia, llevaba tiempo, trabajo y esmero para no acabar torturándose, para no acabar sintiéndose culpables de disfrutar de algo que la naturaleza otorgó pero que las tradiciones morales arrebató para dominar al prójimo.

-A ver… si los gays disfrutan con ello y es su forma práctica de amar entre otras ¿Por qué no lo puede emplear una mujer? Date cuenta querida, que encima nosotras llevamos ventajas al tener más agujeros…

-No digas soeces tíaaa- meditó con dificultad- No sé… tengo miedo que me pierda el respeto.- sinceró

- No me jodas Judith…- pronuncié irritada- casi todos los hombres desconocen ése término, me equivoco- corregí- casi todos los humanos desconocemos el respeto. ¿Cómo puede haber cabida a ello cuando ni siquiera somos conscientes de lo importantes que son las relaciones humanas?

-No te pongas filosófica… hablo de dejar que me den por culo, no de las relaciones humanas. – interrumpió seriamente.

-Todo está entrecruzado reina…- me calmé- no te puedo decir si está bien o mal porque eso depende de la ética y plenitud existencial de cada uno… si le preguntas esto a uno del Opus, evidentemente de llamará golfa, si se lo preguntas a una puta te lo agradecerá por aumentarle la clientela…- sin duda alguna, estaba dialéctica, qué satisfacción por la Diosa- Todo son trabas y censuras… nada más.

-¿Y qué me recomiendas si lo hago?- mi princesa era adorable ¿A qué si?

-Vaselina y luego al bidé con aguita caliente- reí estridentemente

3 comentarios:

Nómada planetario dijo...

Pues mira que cada cual haga de su capa un sayo si miras el blog de Lenita econtrarás historias de sexo anal con ciereta frecuencia. Según ella lo mejor es dejarlo para el segundo.

Saludos.

Anónimo dijo...

Mi suntuosa polla se muere y palpita deseosa de penetrar en tu orificio anal. Buen relato. Buenas madrugadas yonkiferas.

María (luna) dijo...

Ja,ja,ja...Cada cual con su tema.

Hay cosas que no se deben ni depreguntar, pero a veces parece que necesitan un empujoncito...¿Pero para que te den por el culo?...Diosss chica eso mejor no se pregunta, se siente si querer o no.

Muy maja tu princesita.