domingo, 6 de enero de 2008

Amada Soledad. Isla ya bendecida.

En aquel tiempo tu estabas segura de tí, y de tu lógica,
guiando y hablando ininterrupidamente...
y yo que ya no te escuchaba más, (como hipnotizado),
seguía ojos que seguían los colores
rayos eléctricos de la ciudad.
Y cuál será el motivo que nos une y nos divide;
y aquel hablar inútilmente de nuestras incomprensiones,
por ciertos pasajeros mal humores.

Amada soledad,
isla ya bendecida.

(Franco Battiato. L´imboscata 1997)



En estas fechas "tan señaladas", por varias razones: Noche de Reyes, vacaciones, y en mi caso concreto el paso de un día que supone el salto más allá de la treintena, se supone que son días donde la compañía y el calor humano son el invitado estrella de la fiesta. Hoy, para mí, ha transcurrido solamente acompañado de mis, casi siempre gratos, "hijos" pictóricos (que se intentan portar bien, porque si no saben que la basura los espera), café, tabaco, nieve y soledad. Amada soledad... A pesar de los buenos ratos que paso con los amigos y familia, la ausencia de todo ser vivo durante determinados períodos de tiempo no tiene precio. Cuando se elige esta situación, y cuando no...también. Hablaba un día en mi otro blog de las dependencias que nos solemos autocrear para todo. ¿Porque la gente tiene miedo a estar sol@?, ¿Porqué ese: si estuviera sol@ yo creo que me moriría?

Es muy fácil el intentar escapar a uno mismo en el ruido cotidiano de la ciudad, en los bares, con la gente... pero ¿Qué hace tan difícil el eliminar todo este ruido entorno, y escucharse a uno mismo?. Seguramente el miedo a lo que podamos encontrar de puertas para dentro, seguramente la frustración de saber qué uno no es nadie sin si no es conjunto con otros. Y sin embargo la soledad es uno de los caminos al conocimiento. Como antiguamente, en tiempo de los Focéos cuando los ritos de incubación y sanación consistían precisamente en eso: soledad, oscuridad, silencio. Al menos en parte.

Tenemos miedo a nosotros mismos, y sin embargo pretendemos subir a lo más alto. Eso no se hace si no conoces la máquina que manejas, y para conocerse conviene llegar a lo más profundo de cada uno, y no precisamente en la barra de un bar. En origen la Filosofía Occidental aceptada, sus ideales de belleza y conocimiento, omite, al tomar como padre del pensamiento a Platón, el descenso a los infiernos que nos cuenta Parménides de la mano de las hijas del Sol. y este descenso al infierno clásico, supone visitar al mismo Sol, no cuando está en su cenit, si no cuando descansa.

La soledad puede proporcionar este viaje, de efecto ondulante, de ir a lo más profundo para subir a lo más alto. Es decisión de cada uno querer o no saber lo que tiene en sus cloacas más oscuras.



2 comentarios:

blumun dijo...

Seguramente llevas razón. Y , a veces, tememos a la soledad porque tememos encontrarnos vacios. Pero los momentos pasan, y se enmascaran, de risas estridentes, de gente ausente.
Llegar al principio de uno, es el comienzo para darse a los demas, y amarse.

Luna Carmesi dijo...

La soledad es un concepto que pasa como muy negativo. Tampoco deberia ser un fin. Para mi debe ser como una estacion de tren, como un cruce mas en tu camino...
Es la lucha por no 'contaminarse' por los entornos aborregados donde el 'estar bien' debe ser objetivo.
Todos tenemos nuestro jardin secreto. O deberiamos...
:)